Gotas de agua

Pasado su gran momento de fama tuvo que esperar bastante hasta que la ropa de su hermano empezó a escasear, y es que contra más grande es un niño más tiempo le dura la ropa, así que llegó el día en el que salió con mama a comprar sus primeros trajecitos, pantaloncitos, camisitas...

Sonreía para sí sabiendo que volvería a ser popular entre sus parientes y lo que más le gustaba era que 'el mayor', que iba a acompañarlos a comprar, serguro que se moriría de envidia porque ahora los trajecitos eran algo más bonitos que los que le compraron a él a su misma edad.

Su mama cogía cosas de varios estantes y de vez en cuando le acercaba algo para comprobar o bien el tamaño o bien lo colores. Joaquín disfrutaba viendo como su hermano intentaba elegir cosas y no le hacían caso.

Llegaron a casa y al fín, lejos de miradas indiscretas, era la hora de probarse lo adquirido. Estaba muy contento con su nueva ropa, aunque la expresión de su cara cambió cuando vio que él y su hermano iban vestidos igual, como dos gotas de agua.

Recuerdos y fotos

Tan chiquito como era por aquel entonces y a sabiendas que luego no recordaría bien aquel periodo de tiempo decidió, que nadie debería saber nada de lo que vivió, decidió, guardárselo para él, sólo para él. Pocos datos se tendrán de aquellos tiempos, pocas fotos, pocos videos ... porque claro, tener fotos de Joaquín con la ropa del mayor era como tener más fotos del mayor cuando tenía esa edad, aunque al primogenito que seguía siendo original, si le sacaban retratos y lo grababan con una Super 8 que, aunque no tenía sonido, hacía tiqui-tiqui constantemente.

La excepción llegó cuando Joaquín estrenó ropa. Vestido con una especie de traje de superman, tamaño niño y color blanco, lloró como un valiente cuando un señor que vestía también de blanco le echó agua fría, sin ninguna consideración, en una cabeza regordeta con cuatro pelos revueltos. Ese día todos querían hacerse fotos con él, pero claro, era normal pues su traje era el más chulo.

En los inicios

Hace aproximadamente ... mmm, bastantes años, cuando Joaquina no era si no un mero proyecto de sus padres, pues deseaban una niña, una fuerza sobrenatural cambió el curso de las cosas. Ya fuese debido al calor de un agosto muy largo, o quizas el inicio del primer viento frío de un septiembre adelantado, lo que debió por empezar siendo rosa terminó por ser azul y eso era algo que nadie esperaba.

Los papas de Joaquín, pues así le llamaron por ser chico, aún tenían ropa de su primer hijo para vestirle, lo cual evitó muchos malentendidos en los primeros dias en la vida del bebe, como tan chiquitos aún no llevan pendientes ..., a lo que vamos, los comienzos de este hombrecito ya empezaban a ser algo distintos al resto de muchos niños, aunque eso de que los menores heredaran la ropa de los mayores nunca ha sido nada raro. El caso es que desde que nació siempre fue el segundo en llegar y eso no había quien lo cambiara.

Prólogo

Dándose cuenta que todas sus ideas se habían plasmado en aquel libro, empezó a pensar que sería absurdo intentar contar sobre lo mismo ya que las historias no serían únicas, si alguna vez el manuscrito original volviera a aparecer.

Intentó idear nuevos cuentos basándose en sus antiguas creaciones pero todo era inútil, tanto que parecía un burdo plagio de lo que llegó a ser. De esta forma terminó por darse cuenta que sólo podría contar cosas que nadie más conociera y dado que era incapaz de volver a crear historias decidió empezar a contar su propia vida.

Él sabía que había relatos de su vida que no le gustaría que nadie supiera, así que cambió el nombre del protagonista a modo de distraer un poco la atención sobre su persona. A partir de ese momento el personaje principal de sus narraciones se llamaría Joaquín. Con una enorme sonrisa y esa idea en la cabeza empezó a esbozar lo que sería el renacer de los cuentos en este mundo.

Buscando Historias

Uno de los narradores, tras darse cuenta de la desaparición de las historias, decidió buscar a sus compañeros para tratar de volver a traer los cuentos a este mundo.

Era un trabajo nada fácil pues había pasado demasiado tiempo y todos los cuentistas que habían dedicado sus esfuerzos a la creación del libro supremo, se habían alejado tanto que ya era imposible juntarlos de nuevo.

Descorazonado, el narrador, se detuvo en el borde del camino y se puso a llorar. Otros caminantes hicieron un alto para interesarse por sus desventuras y si estaba en sus manos, consolarle. Él empezó a contar lo sucedido y todos los presentes atendían cautivados, de hecho, contra más hablaba más gente se paraba a escuchar.

Cuando terminó la narración y vio la emoción en las caras de los oyentes se dio cuenta que los cuentos existirían mientras hubiese ... cosas que contar.

Cuando el sol no había salido

Hace un tiempo, cuando el sol no había salido todavía, varios de los cuentistas más famosos de todos los tiempos decidieron escribir el mayor libro de historias jamás pensado.

Cada uno aportó sus mejores relatos, a modo que el libro quedara lo mejor posible, y entre todos le dieron forma con miles de retoques en todos los puntos imaginables: maquetación, encuadernación...

El libro estaba casi listo y sólo faltaba una historia, se había dejado al cargo de esta a uno de los cuentistas con más talento de todos y se esperaba el día que por fin se decidiera a acabarlo. Pasado un tiempo, cuando el sol ya había salido y se había dejado de prestar atención a este escritor, por fín tomo el libro para plasmar la última parte y así terminar lo que haría las delicias de los lectores de todo el mundo.

Ese mismo día viendo el libro acabado y sin decir palabra, desapareció con todos los escritos dejando este mundo ... sin cuentos.